Kurt Wallander y Kostas Jaritos,
tanto en Ystad como en Atenas
Por Ana Villarreal
Produccion Pablo Fernández
Mariela Molina


La actividad de los detectives literarios Kurt Wallander, del escritor sueco Henning Mankell y Kostas Jaritos, del griego Petros Márkaris, responde con notable fidelidad a su rol de vehículos para describir el contexto económico y político de la sociedad actual, desde los años 90 hasta el presente, cuyos paradigmas son la violencia y el crimen organizado.
Es difícil imaginar, para el caso de los dos personajes, que su ADN remita exclusivamente a la deformación profesional, ya que ellos no sólo cobran protagonismo a partir de su cometido por perseguir a los autores materiales o mentores ideológicos de hechos delictivos. En las obras, en un plano de igualdad escénica son presentados el conflicto social y los entretejidos mafiosos de organizaciones delictivas que barren todo tipo de tiempos y fronteras.
Tanto Kurt, en Ystad, como Kostas, en Atenas, se destacan porque pueden dejar de pensar sólo como policías en el curso de sus vidas, ya que ambos autores han sabido darles una alta cuota de generosidad para que cedan gran parte de su protagonismo a la sociedad en la que actúan.
Así, se registran con fuerza las injusticias que a diario padecen miles de personas en el mundo. En la escena de las obras aparecen, las minorías étnicas, los desocupados, conflictos originados en la trata de personas, el tráfico de armas, de órganos, las sectas, el nazismo, el embrutecimiento de los adolescentes, el apartheid o los recortes sociales ante la caída del estado de bienestar en los países europeos.
Los dos autores dan cuenta en sus obras de la estrecha relación que existe entre la mutación del delito y el cambio de las sociedades. Al tiempo que los localismos se subordinan cada vez más a los conceptos universales, Mankell insiste en que escribe “en la tradición literaria más antigua, la que utiliza el espejo del delito y del crimen para reflejar la sociedad. ¿De qué hablaban las tragedias griegas sino de crímenes? Cuando me preguntan cuál es la mejor historia criminal, siempre contesto que Macbeth, de Shakespeare”.
Márkaris, por su lado, reconoce antecedentes más inmediatos en sus trabajos “no conocí a (Manuel) Vázquez Montalbán,-confiesa-, pero he aprendido mucho de sus novelas. He aprendido, por ejemplo, a introducir la política en una novela negra”
Con Henning Mankell y Petros Márkaris como guías, es posible sortear la distancia, de 2.866,8 kilómetros, que existe entre la ciudad sueca de Ystad y la capital de Grecia, evitando, por lo menos, 30 horas de trayecto. Claro está, habrá que permitirles que sus criaturas, el inspector Kurt Wallander y el comisario Kostas Jaritos, respectivamente, habiten momentos de nuestras vidas de lectores para un viaje imperdible hacia los distintos mundos posibles que, como cajas encajadas, encajan y desencajan el mundo.
El inspector y el comisario
Más de una vez han consultado a Henning Mankell sobre los pilares autobiográficos en la construcción de su personaje más famoso. Si bien, entre otros rasgos coincidentes, nació como él en 1948, ha negado con firmeza tal similitud, ante la insistencia periodística: “sin ninguna duda, -aclaró-, yo trato mucho mejor a las mujeres que Wallander”.
El inspector es un personaje casi ermitaño que, a veces, disfruta de cortos paseos por la playa con su perro, aunque habita en un pequeño y desordenado departamento de Ystad, la ciudad sueca de casas pintadas con colores pastel y construídas parcialmente en madera.
La ópera es otra de sus debilidades. Recurre a ella en madrugadas de insomnio, generalmente provocado por el stress laboral y por las preocupaciones familiares, la salud de su padre, o el recuerdo melancólico de su relación de matrimonio ya terminada.
Además de su profundo cariño hacia los animales, Kurt Wallander es un defensor de las causas ecológicas. El propio Mankell lo distingue de otros pares en el terreno de la ficción “nadie se imagina a James Bond -dijo- deteniéndose en plena calle mientras persigue a un malhechor para ponerse una inyección de insulina”.
El inspector Wallander suele caer en pozos depresivos, en los que su adicción al alcohol y la presencia de la diabetes tocan especialmente la atención del lector. En una de sus últimas apariciones, el Alzheimer con su certeza laberíntica comienza a arrebatarnos a uno los seres más entrañables de la novela negra contemporánea. Entonces, ya no habrá manera de permanecer insensibles: la comunión en el sufrimiento tiene su sello asegurado por un Mankell que con maestría y particular ternura inyecta la dosis justa para humanizar a su personaje. Tal vez, en coincidencia con lo señalado en el colofón de su libro Profundidades, cuando al hacer referencia a los pecios, restos de naufragios de la historia y la memoria, señala “en las playas de la ficción literaria se mezclan los pecios de la fantasía y la realidad”.
Títulos en los que Henning Mankell ha dado vida a Kurt Wallander
Asesinos sin rostro (1991)
Los perros de Riga (1992)
La leona blanca (1993)
El hombre sonriente (1994)
La falsa pista (1995)
La quinta mujer (1996)
Pisando los talones (1997)
Cortafuegos (1998)
La pirámide (1999)
Antes de que hiele (2002)
El hombre inquieto (2009)
Huesos en el jardín (2013)

Petros Márkaris confirma su parecido con el comisario Kostas Jaritos cuando cuenta que su hija, con ironía le reclama que no sólo escucha a su padre protestar contra el Estado griego, sino que, además, debe soportar iguales manifestaciones en boca del personaje a lo largo de las obras.
El comisario es un ser intransigente y malhumorado pero también lo definen sus cualidades de lealtad, integridad moral y el amor por su mujer y su hija. Es un fanático de la lectura de diccionarios, a los que acude insistentemente en la búsqueda de elementos que ayuden a sus pesquisa, pero también la usa como una manera obsesiva de procurarse entretenimiento en los momentos de mayor angustia, aburrimiento y desasosiego provocados, a veces, más por el mundo en el que vive, que por los casos que debe resolver.
Las recetas de comidas elaboradas de acuerdo a la tradición turca o griega cobran espacio al lado de hechos de corrupción y debacle política, del colapso del tránsito en una Atenas cercada por las manifestaciones de indignaciones de todo tipo.
Por sus propias declaraciones, Petros Márkaris aún se plantea seguir ocupando al comisario Jaritos en problemas que devendrán de la desesperación de la gente, del desempleo, de los enfrentamientos entre grupos de naciones en conflicto. “no tengo ninguna intención de matar a uno de los mejores amigos que he tenido”, nos tranquiliza, mientras asegura que le sigue gustando compartir el café de la mañana con Jaritos.
Títulos en los que Petros Márkaris ha dado vida a Kostas Jaritos
Noticias de la noche (1995)
Defensa cerrada (1998)
Suicidio perfecto (2003)
Un caso del comisario Jaritos y
otros relatos clandestinos (2005)
El accionista mayoritario (2006)
Muerte en Estambul (2008)
Con el agua al cuello (2010)
Liquidación final (2011)
Pan, educación, libertad (2013)
